martes, 16 de julio de 2013

El profesionalismo en Psiquiatría



De un tiempo a esta parte, cuando se usa el término "profesional", lo primero que viene a la mente es alguien que hace muy, muy bien su desempeño pero únicamente a cambio de un estipendio, mudando de camiseta según su conveniencia económica, a la usanza de un "futbolista profesional". O también se evoca a un individuo que ejecuta su performance de manera invariablemente impecable al margen de cualquier disturbio del entorno, a modo de un robot bien adiestrado, inmutable, sin emoción que lo desborde y dañe su perfección.

Pero se impone reflexionar un poco más allá en lo que esta palabra implica, sobre todo en torno a nuestra profesión y a lo que profesamos nosotros los médicos. No basta que hablemos de "experticia", de habilidades o conocimientos, sino de actitudes.

La breve charla que ofrecimos el mes pasado gira en torno a una declaración sobre el profesionalismo médico que circuló escasamente entre nosotros y que conviene revisemos y meditemos, no cual un compendio de ilusos lirismos, sino como algo pendiente, urgente y aplicable al quehacer diario de todos nosotros. No podemos ingenuamente interrogarnos sobre el creciente descrédito de la profesión médica si antes no examinamos acuciosamente nuestro desempeño propio, personal y gremial. Las referencias al pie abundan en el tema que en la charla apenas llegamos a esbozar. La invitación, pero con carácter de urgente, queda en pie.




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Enlaces:


- ABIM Foundation; American Board of Internal Medicine; ACP-ASIM Foundation; American College of Physicians–American Society of Internal Medicine; European Federation of Internal Medicine. La profesión médica en el nuevo milenio: estatutos para la regulación de la práctica médica. Med Clin (Barc);118(18):704-6.

- Rosselot E. Dimensiones del profesionalismo médico. Proyecciones para el siglo XXI. Rev Med Chile 2006; 134: 657-664. 

- Jakovljevic M. Professionalism in psychiatry and medicine: A hot topic. Psychiatria Danubina. 2012; 24: 342-345.

- Swick HM. Toward a Normative Definition of Medical Professionalism. Acad Med. 2000; 75: 612–616.

http://www.medicalprofessionalism.org/


martes, 25 de junio de 2013

La enseñanza de la clínica psiquiátrica en la formación del residente de la especialidad



Javier Mariátegui Chiappe (1928-2008)



Del baúl de los recuerdos de la Revista de Neuro-Psiquiatría, la revista médica más antigua de nuestro país y de Sudamérica en su respectivo género, que actualmente cumple el aniversario jubilar de sus 75 años de fundación, traemos este artículo del Dr. Javier Mariátegui, intitulado "La enseñanza de la clínica psiquiátrica en la formación del residente de la especialidad" y que fue publicado hace exactamente dos décadas.

Don Javier Mariátegui, director fundador del Instituto Nacional de Salud Mental y Amauta en el sentido pleno de la palabra, de nuestra psiquiatría, estuvo siempre preocupado por la docencia y la formación de nuevas generaciones de médicos en nuestra especialidad. El artículo de marras debe ser leído como un cotejo de aquellas perspectivas que él auguró y por desidia de sus sucesores aún no se han cumplido (como la implementación de determinadas tecnologías y enfoques) pero a la vez como confirmación de la vigencia de una visión integral que él avizoró, donde se conjuguen el conocimiento actualizado que importa la modernidad pero a la vez el rescate y ahondamiento en la tradición de nuestra sociedad y nuestra historia. No podría de otra manera lograrse el camino de la psiquiatría en nuestra patria que indefectiblemente debe pasar por la ruta de lo social.

Javier Mariátegui no necesita presentación ni adicional abundamiento. Basta con repetir los párrafos finales de su texto y que deben recordarnos la actitud alerta, autocrítica y nada complaciente que debemos tener en y hacia nuestra propia profesión: "Mientras se carezca de una definición precisa de su identidad, la psiquiatría corre el riesgo de ser desmembrada por la biología, la psicología y la sociología, e incluso en definitiva, como lo ha escrito John Romano, de cesar de existir. En el transcurso de su historia, que apenas cuenta con dos siglos de duración, la psiquiatría ha reivindicado un campo de acción cada vez más vasto y se ha visto a su vez confrontada con las reivindicaciones de otros especialistas, médicos y no médicos, que consideran poseer mayor competencia y mejores armas para resolver los problemas planteados. Es necesario que los psiquiatras sean conscientes de una situación que sólo podrá ser resuelta por la reflexión de todos y cada uno."


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ENLACE:






miércoles, 12 de junio de 2013

Doble cronología y frustración del presente - Psicopatología del Instituto Nacional de Salud Mental




Nuestro Instituto, bajo la neblina otoñal de su fundación.


Ya hemos reseñado en otra entrada la breve historia de nuestro querido Instituto Nacional de Salud Mental "Honorio Delgado - Hideyo Noguchi" que hoy cumple 31 años de ser fundado (el mismo periodo de tiempo desde que el Perú no acude a un mundial de fútbol, referencia cronológica frívola pero no exenta de visceral sentimiento) y el cómo su naturaleza de existir se ha debatido a lo largo de estas tres décadas entre el desgarramiento ontológico de ser "hospital" o de ser "instituto" (cual si hubiese oposición connatural y absoluta entre ambas funciones). Dilema éste, si no mal planteado, mal respondido, como pretendemos argüir y demostrar después.

Hoy, aunándonos a la efeméride con el espíritu bombástico y platillero que nos caracteriza, traemos a colación un documento que ya hemos citado antes: son párrafos del libro "Salud mental y Realidad Nacional - El primer quinquenio del Instituto Nacional de Salud Mental" -nombre tan largo como el de la institución misma- y que dio a la estampa su director-fundador, el Dr. Javier Mariátegui Chiappe, al ser cesado en sus funciones hace más de 25 años, en 1987. Y dice así Don Javier:





"El Instituto, no hay que olvidarlo, fue concebido inicialmente como Centro de Salud Mental Comunitaria y que solo la audacia de un Ministro de Salud, con la franca anuencia de la Comisión Organizadora, pudo cambiar el nombre de lo fundado, sin detenerse a examinar las posibilidades de existencia real de un Instituto, por esencia ente investigador."

"Nació el instituto con servicios intramurales completos: consultorios externos, pabellones de internación plena en número de 200 camas, ambientes para hospital de día, servicios auxiliares y, en el extramuro, siete equipos en igual número de Centros de Salud, que realizan obra preventiva y asistencial al tiempo que se integran con la salud en general."

"Concebidas con fines mayormente asistenciales, la planta física no parecía contener los ambientes necesarios para la investigación. Así nació el Instituto con el mencionado Programa Comunitario y con una expectativa de la comunidad por la satisfacción de sus necesidades apremiantes. Pronto la consulta externa se atosigó de pacientes, las listas de espera se ampliaron de modo desmedido y el servicio de emergencia se vio cubriendo, además de la emergencia real, la creada por el afán de los concurrentes de obtener una atención inmediata, por apresurada e incompleta que fuera."

(...)

"Es interesante comparar nuestra situación con lo acontecido con una institución similar, creada esencialmente para investigar, el Instituto Mexicano de Salud Mental, donde el personal y la infraestructura están destinados específicamente, desde su creación, a ese fin, utilizando como campo clínico otras organizaciones o servicios asistenciales. Ya consolidado su desarrollo, el Instituto Mexicano está por crear su propio campo clínico, con miras a optimizar el estudio integral de la patología mental."

"En nuestro instituto, por las circunstancias mencionadas, ha ocurrido lo contrario: un vasto campo clínico prontamente reclamado por la población usuaria, y pocos recursos para la investigación formal. No se puede forzar la situación existente."

Hasta aquí la cita mariateguiana. Sorprende constatar cómo, pese al tiempo transcurrido, pareciera que hubiese una doble cronología: estamos en el año 2013, sí, pero a la vez sigue siendo 1987, cuando Mariátegui redactó sus líneas. El proverbial y criollo ingenio peruano aprovechó una donación extranjera para construir un centro de salud mental en el pujante cono norte de Lima, área huérfana de servicios de esa índole, pero con la planta hospitalaria que se había diseñado originalmente y le colgaron luego el ostentoso letrero de "instituto". ¡Y ahora no tenemos 200 camas sino apenas 80!

Honorio Delgado define a la doble cronología como aquella anormalidad esquizofrénica de la conciencia del tiempo en que el sujeto tiene su fecha propia, que considera la verdadera, pero no desconoce la universal, la de los demás; por supuesto no se trata de estirar la comparación para acomodar esta paradoja donde un texto antiguo sigue vigente, no es psicopatología, no,  no hay que buscar sofisticaciones alegóricas para una realidad que marcha fuera del compás del tiempo, sobre todo si se trata de salud mental y de nuestro país.  (Aunque el fenómeno de frustración del presente, tan evocador por su sola denominación podría ser aquí invocado).





Porque el hábil montaje fotográfico mostrado aquí arriba, pergeñado por un respetado profesor nuestro y que representa a algún postrer psiquiatra sobreviviente a la hecatombe final del universo e interrogándose por el dilema ontológico de nuestra institución, no grafica la respuesta final e inútil (dado que ya nadie podría escucharla): ni lo uno ni lo otro, ni fuimos ni somos hospital y tampoco fuimos ni somos instituto.  



(Tomado de Desde el Manicomio
pues aunque sea doméstica, es nuestra historia y vale conocerla).



miércoles, 29 de mayo de 2013

Germán Berríos acerca de la formación de residentes de psiquiatría y la epistemología psiquiátrica





G.E.Berrios en Argentina (Fuente)




"La Psiquiatría difiere, por lo tanto, de otras especialidades médicas. Esa diferencia debiera gobernar la forma en que enseñamos Psiquiatría. En lugar de poner cien artículos sobre neuroimagen o sobre genética en la currícula de los residentes, habría que reservar un porcentaje de trabajos para filosofía, antropología y psicología. Entre 1985 y 1995, durante los diez años en que fui el bibliotecario mayor del Colegio Real de Psiquiatras del Reino Unido y estuve a cargo de las lecturas de los residentes nacionales, reservé un treinta por ciento de artículos para las ciencias humanas. Por lo menos tenían una idea de que este mundo existe. Cuando dejé el cargo, a los tres meses, el nuevo bibliotecario reemplazó el treinta por ciento y lo llenó de artículos sobre neuroimagen y neurofarmacología. Sabemos que el lenguaje neurobiológico le ayuda poco al clínico en su manejo del enfermo. O mejor dicho, su poder explicativo se acaba pronto. El enfermo necesita comprensión y diálogo y el decirle que a lo mejor su lóbulo frontal no le anda bien y necesita medicacion no es suficiente. Los pobres residentes pronto se deslizan hacia el uso de lenguajes folklóricos. En Inglaterra, por lo menos, no estamos formando a los psiquiatras como debiera ser."



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Nuestro entusiasmo por el magisterio de don Germán Berríos nos hace continuamente 'googlear' su nombre en búsqueda de sus escritos que, siendo tan numerosos, andan desperdigados en los meandros de internet. En esos trajines hemos hallado muestras diversas del interés que sus textos y su persona despiertan en los círculos 'psi' alrededor del mundo: desde páginas donde algún anónimo curioso interroga acerca de la 'verdadera' edad de Berrios (no vaya a ser que alguien tan sabio resulte ser un jovenzuelo 'nerd' o, al revés, sea un apolillado alienista de museo casi contemporáneo de Pinel). También se encuentran copias de algunos artículos suyos particularmente inhallables pero que algún samaritano colega ha escaneado y subido penosamente en pesado archivo a alguna página de internet. Y aunque la bibliografía de Berríos circula predominantemente en idioma inglés -esa especie rara de latín contemporáneo- también hay diversas traducciones a otros idiomas y desde luego trabajos producidos primariamente en su lengua materna, el castellano (como anécdota debemos referir que en alguna de estas revistas se lo nombra como 'George' Berrios, deduciendo erróneamente que la inicial de G.E. Berrios corresponde a este nombre y creyendo, sin duda, que él es oxfordiano o cantibregense, esto es, británico nato).

En una de estas búsquedas hemos encontrado un valioso suplemento de la argentina Revista Vértex titulado "Prof. Germán E. Berrios en Buenos Aires - Curso y conferencias dictados en la Biblioteca Nacional, Buenos Aires, mayo 2010". En este volumen Berríos aborda varios tópicos pero con mayor detalle uno que ha consagrado a nuestro compatriota como autoridad mundial:  Filosofía e Historia de la Psiquiatría y Psicopatología.

Nos declaramos indigentes para comentar o resumir siquiera este vasto documento pero ofrecemos un par de glosas: la primera, donde Berríos apunta brevemente a la formación de los especialistas en Psiquiatría y critica el sesgo empobrecedor y neurobiologicista que campea en ella, y fijémonos en que Berríos habla de su experiencia británica por lo que contimás será penosa la situación respectiva en nuestra diminuta provincia peruana y sudamericana.

Alguien ha comentado que estos temas de filosofía e historia de la psiquiatría "no son como para residentes de primer año de psiquiatría". Nada más erróneo que este aserto, a nuestro entender, pues desde el principio de sus años formativos los psiquiatras en agraz son asediados sin pausa con los cantos de sirena de la prestigiosa neurobiología y su denodado auspiciador: la industria farmaceútica. En cambio, ¿quién auspicia la psicopatología, la reflexión histórica, el cuestionamiento filosófico a las "verdades heredadas" que sustentan nuestra praxis?

"Naides" -como diría alguno de nuestros paisanos-, y vale citar a nuestros paisanos pues muchas veces olvidamos que nuestros pacientes -o usuarios, como los llamemos- son lo más importante pues ellos constituyen la razón de nuestra existencia como profesionales y el 'fons et origo' de todo nuestro conocimiento -y aquí estamos citando a nuestro paisano Berríos-. No son meramente los fármacos ni las neuroimágenes las que nos permitirán la adecuada comprensión de aquellos que dolientes acuden a nosotros.

Por ejemplo, menudean los encartes con recomendaciones posológicas e interacciones medicamentosas obsequiados por la industria, pero lamentablemente jamás veremos el siguiente memorándum distribuido cual necesaria cartilla  mnemotécnica -y cuánta falta nos haría tenerla presente como inseparable, imprescindible pichigüilis:







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ENLACE:

-  Prof. Germán E. Berrios en Buenos Aires - Curso y conferencias dictados en la Biblioteca Nacional, Buenos Aires, 10, 11 y 12 de mayo 2010. VÉRTEX, suplemento especial, primer semestre 2011.




(Tomado de Desde el Manicomio)


domingo, 19 de mayo de 2013

Despersonalización: más que síntoma, un síndrome.




La despersonalización es un fenómeno psicopatológico consuetudinariamente soslayado, considerado un simple elemento sintomático unidimensional formando parte de otros síndromes de mayor complejidad. En los últimos años, sin embargo, la investigación psicopatológica y neurobiológica ha permitido identificar diversos componentes de la despersonalización que permitirían caracterizarla más propiamente como un síndrome con correlatos funcionales de desconexión córtico-subcortical. 

Así, la despersonalización podría representar un paradigma de cómo el análisis psicopatológico permite desmembrar unidades de significación clínica con mayor finura para luego tratar de identificar las señales biológicas subyacentes en los casos en que las hubiera, pero así también poder discernir aquellas particularidades donde es más bien el componente semántico, dado por el entorno cultural, al que le cabe un rol más importante en la configuración del síntoma. No se puede soslayar que en realidades como la nuestra se halla pendiente la investigación transcultural de síndromes como "el susto" y "el mal de ojo·, donde a primera vista parecen haber coincidencias con algunos de los componentes del síndrome de despersonalización estudiados en otras latitudes.

Uno de estos sábados revisamos brevemente este interesante fenómeno psicopatológico: adjuntamos el archivo de PPT y algunos enlaces de interés.





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ENLACES:

- Sierra-Siegert M. La despersonalización: aspectos clínicos y neurobiológicos. Rev Colomb Psiquiat 2008; 37: 40-55.

- Medford N y cols. Understanding and treating depersonalisation disorder. Adv Psych Treat. 2005; 11: 92–100.

- Stein DJ, Simeon D. Cognitive-Affective Neuroscience of Depersonalization. CNS Spectr. 2009; 14: 467-471.



sábado, 18 de mayo de 2013

Las psicosis atípicas y transitorias



El reconocimiento de una tercera categoría de psicosis funcionales, adicional a la dicotomía kraepeliniana de demencia precoz y psicosis maníaco-depresiva, data de principios del siglo XX –Kraepelin llegó a comentar favorablemente tal postura en sus escritos postreros–. En este rubro intermedio se han descrito cuadros de psicosis caracterizados por presentar síntomas mixtos de las patologías antes mencionadas pero cuya naturaleza se discute: así, se ha postulado que tal grupo sería una variedad cercana ya sea a la esquizofrenia o a las psicosis afectivas, o una variedad distinta y medianera, o bien una heterogénea conglomeración.

Hay consenso acerca de algunas características generales de este grupo de psicosis: inicio agudo, curso remitente, desenlace favorable a largo plazo y polimorfismo sintomatológico. Estos rasgos han sido descritos en distintos constructos nosológicos según las respectivas escuelas psiquiátricas, verbigracia: la bouffée délirante de la escuela francesa, la psicosis psicogénica de los escandinavos, la psicosis atípica de los japoneses o las psicosis cicloides de los alemanes, por mencionar algunos ejemplos: las diferentes conceptualizaciones del aparentemente mismo fenómeno reflejan la predominancia dispar que se asigna a sus distintos rasgos clínicos. Lo heterogéneo de estas concepciones se plasma en los sistemas clasificatorios: mientras el DSM-IV –muy usado en nuestro medio por el influjo de la psiquiatría norteamericana– menciona al Trastorno psicótico breve, al Trastorno esquizofreniforme y al Trastorno psicótico no especificado, diferenciados solamente por su tiempo de duración o por la completitud de criterios; en la CIE-10 encontramos en la categoría de Trastornos psicóticos agudos y transitorios, diversos cuadros que comparten el inicio agudo y la presencia de múltiples síntomas psicóticos.

Motivados por la limitada preocupación por el reconocimiento y estudio sistemático de estas psicosis en nuestro medio, pese a que en países en vías en desarrollo estas psicosis son más prevalentes, dedicamos una charla reciente, a cargo del colega Miguel Sánchez, a este tópico. Estamos acostumbrados a asumir a las psicosis como usualmente crónicas y recurrentes y de pronóstico relativamente ominoso, pero este grupo de psicosis contradice dicha perspectiva a la vez que nos recuerda que psicotizarse es también una forma de reacción para muchas personas, y no sólo la ansiedad y la depresión como consuetudinariamente asumimos.





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ENLACES:

- Ungvari GS y cols. Reactive psychosis: A classical category nearing extinction? Psychiatry Clin Neurosci. 2004; 54: 621-624.

- Marneros A, y cols. What Is Schizophrenic in Acute and Transient Psychotic Disorder? Schizophr Bull.  2003; 29:  311-323.

- García-Valdecasas J y cols. Encuadre nosológico de la "Psicosis Histérica" versus psicosis agudas: Revisión a propósito de un caso. Rev Asoc Esp Neuropsiq. 2005; 95: 9-23.

- Cruzado L, Rondón J, Paima R, Sánchez M. Psicosis cicloides: a propósito de dos probables casos. Rev Chil Neuro-Psiquiat. 2012; 60: 119-124.


jueves, 16 de mayo de 2013

"¿Podrás dormir esta noche?" - Breve recuerdo del Dr. Guido Mazzotti



Guido Mazzotti Suárez
(1961-2005)




Hoy queremos recordar al Dr. Guido Mazzotti.

Hace 10 años, apenas arribados desde nuestra provincia a Lima e incorporados como residentes al Instituto Nacional de Salud Mental, llegaron a nosotros las admirativas mentas de la fama y nombradía del Dr. Guido Mazzotti: Director de Investigación del Instituto, editor de la Revista de Neuro-Psiquiatría, psiquiatra joven y muy respetado no sólo por su promisoria perspectiva en su campo profesional sino con gran vocación por la docencia y la cercanía con los médicos residentes de nuestra sede. Guido Mazzotti era, indudablemente, el maestro de recambio que las nuevas generaciones de psiquiatras de nuestro entorno requeríamos.

Pero en el año 2002, Guido Mazzotti había salido del Instituto rumbo a los Estados Unidos con la finalidad de hacer un doctorado en Johns Hopkins. Iba deseoso de volver, pero no se le concedió la licencia que él había solicitado, víctima de envidias intestinas en el seno de nuestra alma mater, y dejó de ser médico asistente de nuestra sede... 

Una tarde de otoño del 2003 fue Óscar Coronado, nuestro R3, quien nos preguntó si queríamos conocer a Guido Mazzotti en la sede de Vía Libre, una organización no gubernamental que él había fundado y se destinaba a la promoción de la atención e investigación en personas afectadas con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana.

Fue una entrevista breve. El Dr. Mazzotti, muy sobrio en su gesto, nos expresó que ciertamente el Instituto era la mejor sede para formarnos como psiquiatras, nos exhortó a dedicarnos empeñosamente a nuestra formación en la vocación que habíamos privilegiado y, al advertir que el Curso de Psiquiatría de Honorio Delgado que poseíamos era de tapa dura, bromeó afirmando que “con esa tapa dura tendríamos que darnos repetidas veces en la cabeza” ya que el Honorio era un libro que recién empezaríamos a captar plena y duraderamente a partir de "las cincuenta lecturas...", nada menos.

Y con él tuvimos la última reunión de "Los sábados de atípicos" allá en junio del 2003, pues todos los sábados un grupo de residentes y asistentes encabezados por el Dr. Mazzotti asistían al INSM para atender a pacientes usuarios de clozapina y aquellos que podían sufragar el costo de los otros atípicos disponibles, entonces onerosos, y además se presentaban casos y se revisaban tópicos alusivos. 

Luego, ya desde los Estados Unidos, con alguna frecuencia el Dr. Mazzotti nos enviaba correos electrónicos con artículos de interés y de índole diversa, interesado en mantener contacto con los residentes del INSM.

Y a los dos años de esto, el 2005, culminando su grado doctoral, sorpresivamente se anunció la infausta noticia: al Dr. Mazzotti, quien no era fumador, le habían detectado cáncer pulmonar.

Volvió al Perú a mediados del 2005 para luchar contra su mal y lo vimos a pocas semanas de su partida física pues quiso acercarse a los residentes por última vez, con motivo de una conferencia sobre investigación en psiquiatría, pese a su deteriorada salud. Cuando fue presentado cariñosamente como "nuestro querido Dr. Mazzotti", él irónicamente dijo: "lo que era el Dr. Mazzotti, lo que era...": y es que la enfermedad había maltratado su apariencia y lucía muy adelgazado y con la alopecia quimioterápica usual... Allí se despidió de nosotros y, aunque había sido una de sus principales líneas de investigación la psicofarmacológica, nos aconsejó sabiamente que desconfiásemos de la industria farmacéutica y sus interesados auspicios y que preserváramos nuestra ética por encima de los tentadores becerros de oro y nos brindó otras sabias orientaciones.

El Dr. Mazzotti nos dejó físicamente el 1° de agosto del año 2005.

En la ceremonia fúnebre en su memoria en el Instituto Nacional de Salud Mental sobraron las palabras, pero las de Guillermo Ladd, quien fue uno de los que se formaron a su lado, gozó de su magisterio, escribió artículos con él y compartió su amistad, fueron las más justas y memorables, especialmente aquél brevísimo poema de S. Quasimodo que citó al final como homenaje a su prematura partida:


"Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra
traspasado por un rayo de sol:
y enseguida anochece"

Usualmente ignoramos que si uno hace solamente lo que se espera de uno, no hace nada, pues en verdad cualquier otro podría hacer lo mismo. Si uno se limita a su escueta obligación y no da más, uno es intercambiable indistintamente con cualquiera que se circunscriba a su diminuto y pedestre deber. Sólo cuando hacemos más que aquello que se espera de nosotros, podemos trascender y ser realmente lo que estamos llamados a ser. Y la vida es, desafortunadamente, tan breve y la desperdiciamos tanto...

El Dr. Mazzotti nos recuerda intensamente esto. Aunque murió tempranamente, en su corto itinerario vital llegó a ser autor de un tratado de Psiquiatría de difusión continental, fue actor estelar de la última época de esplendor de nuestra Revista de Neuro-Psiquiatría precisamente cuando él se encargó del puesto de editor (revísense los índices de la década de 1990 y adviértanse la cantidad de trabajos patrocinados por Mazzotti y los residentes de ese entonces), y su magisterio inspirador de superación constante e indesmayable tesón es reconocido por todos aquellos que poseyeron la fortuna de conocerlo.

Una anécdota inolvidable refiere que si en alguna discusión de caso, cualquiera de los residentes ignoraba algún tópico que debería bien saber, el Dr. Mazzotti con gesto irónico y dicción contundente espetaba al colega en falta: "¿Podrás dormir esta noche?", insinuando que, sin la conciencia del deber cumplido, constituiría desvergonzada holganza el poder dormir a pierna suelta pues no estaríamos a la altura de la responsabilidad y autoconciencia que se espera de un profesional médico...

Y ahora que el Dr. Mazzotti no está entre nosotros físicamente y un retrato suyo en una pared del Instituto contempla silencioso nuestra displicencia, nuestra fácil autoindulgencia, nuestro escapismo y decadente compromiso, su pregunta sigue vigente y debemos escucharla: y en primer lugar, ojalá, consiga hacernos despertar....



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ENLACE:

- Semblanza de Gudo Mazzotti por Renato Alarcón, en la Revista de la Asociación Psiquiátrica de América Latina.



lunes, 6 de mayo de 2013

¿A dónde se fueron todos?




Logo de la recordada y aparentemente fenecida
Asociación de Psicopatología y Psicoterapia Médica



De nuestros distantes años de residente evocamos con grato sentimiento las reuniones mensuales de la Asociación de Psicopatología y Psicoterapia Médica: toda la expectativa que significaba preparar un caso clínico con dos y hasta tres meses de anticipación -el rol era confeccionado a inicios de año-, el hacerlo revisar por los psiquiatras de más nombradía y más cercanos a nosotros, repartir las invitaciones, preparar la asistencia de nuestro paciente y hasta de sus familiares (desplazándolos desde diversos lugares de Lima y aún de provincias), fotocopiar el caso impreso y tenerlo listo para la repartición hasta la gran noche en que todo tendría que salir bien: la lectura nerviosa de la historia clínica, la entrevista a cargo de alguno de nuestros maestros y la enjundiosa discusión con los enriquecedores comentarios de los asistentes para mejor discriminar el diagnóstico diferencial y el plan de abordaje terapéutico. Sin duda era toda un experiencia de gran valía el compartir esas experiencias nosotros los psiquiatras en agraz con la comunidad de colegas de mayor experiencia y recorrido, como si esas reuniones fuesen una vela de armas antes de iniciar nuestro ministerio psiquiátrico.

Deambulando en internet pueden hallarse hasta hoy las páginas electrónicas que en sus no lejanos años tuvo la Asociación; ésta era su página principal: 


Y ésta la lista de los miembros de la Asociación (si la cuenta no nos falla, son 33):


Y éstas son, fíjense, las programaciones anuales de actividades de los años 2004 y 2005 y 2006, cuando muchos de los residentes de esa época, hoy ya asistentes, presentamos casos clínicos en la imperecedera experiencia que antes comentábamos.

Debemos reconocer que gracias al empuje y tesón individual del Dr. Guillermo Ladd, uno de nuestros últimos maestros, la Asociación perduró hasta el año próximo pasado, pero la indolencia de todos, incluyéndonos, ha propiciado que ese importante cenáculo este año no haya sido convocado más. Éste es uno más de los foros que, ajenos a las prestigiosas neurociencias y catecismos psicofarmacológicos, hemos dejado languidecer y exanguinarse lentamente; pues bien, es impostergable interrogarnos: ¿cuál es nuestra responsabilidad en la situación postrada de esta asociación y de la psiquiatría en general entre nosotros?

No existe actualmente asociación de psiquiatras en nuestro medio y esa crisis hasta ahora tampoco se presta a oportunidad fructuosa de replantear nuestra postura grupal: ¿debemos formar un grupo ya no sólo de psiquiatras sino de profesionales de salud mental? ¿Priorizamos nuestros intereses o los de nuestros pacientes? ¿Hemos dejado triunfar arrasadoramente cierto solipsismo fiduciario en nuestras vidas? ¿Nuestra meta como profesionales "liberales" se agota en la vivienda mesocrática y el carro del año y el viaje a congresos del exterior auspiciados por la industria? ¿En qué momento el "sálvese quien pueda" llegó a ser emblema de nuestros blasones más atesorados?

Este blog, este diminuto grupo de colegas que decimos llamarnos "El 2do. Sábado" no aspira a reemplazar ni usurpar espacio alguno, por ello no tenemos un nombre gremial ni junta directiva ni misión ni visión alguna, de hecho, si podemos mantener encendida esa llama vivificante que alumbró un día nuestras épocas aurorales de residentes, más allá de lo meramente neurobiopsicofarmacológico -que es importante, sí, pero que no lo es todo en la formación y entraña de los psiquiatras-, habremos cumplido con un legado que no hemos recibido, del que seguramente no somos dignos, pero que esperaba una posta temporal, breve, inconspícua, pero urgente...


jueves, 25 de abril de 2013

¿A qué dedicamos nuestro tiempo los psiquiatras?




En la foto, un colega nuestro tratando de detener, infructuosamente, el tiempo...



¿A qué dedican su tiempo los psiquiatras? Es una amplia pregunta que linda con lo indiscreto y nada sencilla de contestar, habría que encuestarnos nosotros mismos y ver cuán veraces serían nuestras respuestas: vida familiar, trabajo asistencial público, consulta privada, investigación científica, pasatiempos, quehaceres domésticos, ocio, educación médica continua... ¿Y cómo repartimos  los respectivos porcentajes?

Incapaces de contestar esta pregunta pues no existen las evidencias respectivas, ofrecemos solamente un par de viñetas provenientes de la vida y legado de Honorio Delgado en relación a cómo distribuía su tiempo él: a lo mejor podrían servirnos de inspiración:

Viñeta 1:
Una de las últimas obras que dio Don Javier Maríátegui a la estampa fue un álbum de recuerdos y viñetas anecdóticas sobre toda una época de la psiquiatría peruana en la primera mitad del siglo pasado. De la mano de la evocadora figura de Don Juan Francisco Valega (1895-1988), de quien Mariátegui fue discípulo, el escriba despliega un ameno desfile de personalidades y situaciones que retratan vivamente la cotidiana historia de la actividad médica asistencial y académica en la capital peruana en la época señalada. 

En "Juan Francisco Valega y la Lima de su tiempo" figura una veraz anécdota sobre la espartana vivienda estudiantil de Don Honorio Delgado, de quien orondamente ahora nos reclamamos nietos. Escribe Mariátegui: "La amistad con Valega se remonta a los tiempos en que era Honorio estudiante de Medicina. He recordado en otro lugar cómo se dio el primer contacto, indirecto, entre Valega y Delgado, al visitar aquél el cuarto de la pensión donde vivía éste. Vale la pena reproducir el párrafo: "Preguntó Valega quién ocupaba el otro extremo, 'un estudiante de medicina, arequipeño, Honorio Delgado'. Era una pieza austera, pulcramente mantenida. Un librero y una mesa completaban el mobiliario. En la cabecera del lecho llamó la atención de Valega, en lugar de la clásica estampa devota, un horario de las actividades cronológicamente ordenadas. Desde ese pequeño detalle se puede seguir la pista de quien utilizara el tiempo de la manera más eficaz y su vida, en general, como un permanente ejercicio de disciplina". 







Viñeta 2:

Don Honorio Delgado finiquitó sus días terrenales habitando un departamento decoroso ubicado en el quinto piso del edificio hasta ahora existente en la esquina de las avenidas Paseo Colón y Garcilaso de la Vega (antes llamada Wilson), y anexo a su vivienda tenía dispuesto su consultorio particular. Un recetario suyo conservado desde aquella época nos permite conocer el horario que Don Honorio dedicaba a la atención de su clientela privada: 






Ampliando la imagen apreciamos (aparte de la ausencia de rimbombantes títulos, pasantías o cargos al pie del nombre de Don Honorio) lo que reza dicho rol: "Martes, jueves y viernes, de 3 a 5", tal era el horario de consulta privada del Dr. Delgado, seis escasas horas semanales...

Alguna vez preguntamos a nuestro maestro el Dr. Grover Mori, quien también tenía un discreto consultorio de cuarto piso en el mesocrático distrito de Lince, porqué habiéndose él formado en Alemania e Inglaterra -al lado de Kretschmer, nada menos-, habiendo sido discípulo predilecto de Don Honorio, habiendo sido profesor principal en renombradas universidades y destacadísimo miembro de prominentes asociaciones, porqué no había medrado él con un lujosa oficina, un flamante vehículo, como disputado y cotizado KOL, como poseedor de multitudinaria clientela, en fin, como el reconocido arquetipo de profesional de éxito, prestigio y nombradía que el común de gente imaginamos...

Y él, sonriendo bonachonamente, hasta con picardía, nos narró el caso de Don Honorio, reconocidísimo psiquiatra en todo el ámbito hispanoamericano y mundial, médico sabio como pocos o ninguno, que mantuvo su consultorio de quinto piso y nunca quiso atosigarse de clientes particulares por acaudalados que fuesen, como fácilmente podría haber logrado con la obtención de pingües dividendos, y repitió el consejo que el mismo Dr. Delgado le había dado: "Doctor, un consejo, no se llene Ud. de pacientes..."

Todos recordamos el capítulo sobre el tiempo anímico del Curso de Psiquatría de Honorio Delgado, acerca de esa sutil e imprescindible ligazón entre el ánimo y el tiempo vivenciado, usualmente poco explorada y poco conocida. Los síntomas mentales y la vida psíquica, como sabemos, no ocurren en el espacio sino en el tiempo, y la manera cómo usamos nuestro tiempo, qué obtenemos de él y su trascendencia (no sólo el beneficio crematístico)... es asunto peliagudo, sin duda, y nuestro. 

Allí nos queda el recuerdo de Don Honorio...





jueves, 18 de abril de 2013

¿Por qué los psiquiatras publicamos tan poco en nuestro medio?




La Crónica Médica, una de las revistas nuestras que los médicos peruanos dejamos morir, ¿cuál será la siguiente?

Muchas veces hemos comentado que, aunque sea por curiosidad, debiéramos asomarnos a las páginas de la Colección Electrónica Scielo de los países vecinos como Chile o Colombia -no por anacrónico chauvinismo vano sino a modo de necesario acicate para nosotros mismos- y verificar así el número de publicaciones indexadas que cada una de estas naciones hermanas posee. 

Así veremos que, análogamente al fútbol -tema que usualmente todos dominamos- igualmente allí perdemos por goleada. Chile posee 89 revistas indexadas en esta base, Colombia nada menos que 147, y el Perú...14, sí, catorce solamente -por no mencionar al Brasil que igualmente nos arrasaría con 310 publicaciones indexadas-. 

Un artículo de Óscar Pamo: 
Estado actual de las publicaciones periódicas científicas médicas del Perú, nos recuerda la situación decadente de la prensa médica y científica en nuestro medio, así sólo tenemos 2 revistas indexadas en Medline: la Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública y la Revista de Gastroenterología del Perú;  ninguna de ellas relacionada directamente con la psiquiatría, mientras nuestra  señera Revista de Neuro-Psiquiatría ha perdido su indexación en Scielo y lucha denodadamente por recuperarla en este año cuando se cumplirán los 75 años de su fundación por Honorio Delgado y Óscar Trelles.

Por otro lado, La Crónica Médica, una añosa revista nuestra que surgió precisamente luego de la guerra con Chile, en 1884, y que podría haber sido y seguir siendo una de las más antiguas de Sudamérica... la dejamos morir en la década de 1970...

¿Por qué publicamos tan poco los médicos en general, y los psiquiatras en particular, en nuestro medio?

Pueden esbozarse muchas respuestas, todas parcialmente satisfactorias, una mesa redonda reciente en que participaron destacados psiquiatras dio cuenta de esta preocupación: el hecho concreto es que a pesar de que en el contexto mundial no destacan las publicaciones efectuadas en idioma castellano, corremos entonces el peligro de no comunicarnos ni leernos entre nosotros mismos y sólo acudir -como lo hacemos ahora- a las publicaciones en lengua inglesa, donde los fenómenos más particulares de nuestra idiosincrasia social y cultural hallarán poca cabida. No es sólo el manido factor de impacto, pues, lo que debiera ser tenido en cuenta para valorar la necesidad de una  prensa médica nuestra y para nosotros.

Otro artículo reciente, en que se analizan las publicaciones sobre trastornos mentales en nuestro medio entre los años 2006 y 2011, halla que solamente el 7, 4% de los artículos originales publicados por autores peruanos en esa época, tuvo como objetivo principal a los trastornos psiquiátricos, y concluye que existen muy pocas publicaciones de esa índole en las revistas peruanas. Parva es nuestra producción, sin duda.

En el artículo "La investigación como herramienta para mejorar el área de la salud mental y neurológica en países con pocos recursos" se establecen recomendaciones para potenciar el ciclo de producción-utilización de la investigación que manera que estimule el proceso de toma de decisiones. (es decir, que trascienda la mera aparición impresa). Aparte de la cuestión vital y obvia de asignación de presupuestos gubernamentales y decisiones de alto nivel que propendan a la dinamización de la investigación y los investigadores, no podemos dejar de pensar en aquellas causas internas, personales e íntimas que se correlacionan con el letargo en que tantos psiquiatras estamos, en la displicencia en que largo tiempo nos hallamos sumidos, y en esas cosas importantes que no mencionamos por parecernos a algunos, dada su naturaleza afectiva y espiritual, de menor rango o de talante iluso e ingenuo, es decir: ¿y las ganas de publicar?, ¿y la motivación?, ¿y el pundonor por hacer lo que otros antes, lo que otros en otros sitios?, ¿y el amor propio?, ¿y la fuerza de voluntad?

Cuando Honorio Delgado fundó la Revista de Neuro-Psiquiatría, ni se podía concebir la existencia de un recurso como Internet y conseguir en ese entonces una referencia bibliográfica era todo un triunfo... Pero la producción de nuestros antecesores fue vasta y vigente hasta hoy (y en ese entonces ni se hablaba de factores de impacto revisteriles ni nada de eso)...

Y no hablamos de sofisticados meta-análisis o revisiones sistemáticas, sino de empezar con series y reportes de caso y revisiones literarias: el enfoque ideográfico no ha sido proscrito ni superado en psiquiatría. Entonces, ¿nos ponemos a reflexionar también sobre nuestras ganas y nuestra motivación y nuestro pundonor y nuestra fuerza de voluntad? Ello es valedero junto con las demás sofisticadas variables ante el planteo de la pregunta: ¿Por qué los psiquiatras publicamos tan poco en nuestro medio?



lunes, 15 de abril de 2013

El "Grabbing syndrom" y la psiquiatría peruana hoy


El "Grupo del Hospital Obrero" - con C.A. Seguín a la cabeza- en tiempos en que a unos médicos no se les ocurría preguntar cuánto cobrar por enseñar a otros médicos.os. 



Debe haber sido una tarde del otoño del 2003 cuando, en primer año de la especialización en Psiquiatría, íbamos con otros cuatro colegas para la sesión inaugural de un seminario sobre Sexualidad. El punto de encuentro era el consultorio del Dr. X, un reputado y añoso psiquiatra que se autoproclamaba experto en dichos rubros y que mantenía, por peculiar coincidencia, posiciones ortodoxas y ultraconservadoras en temas de religión y de política. Llegaba yo unos minutos tarde pues el barrio mesocrático a donde debía arribar distaba bastante desde el cono norte de Lima, y cuando imaginando iba alguna ruborosa disculpa que esgrimir tropecé con Hernán, mi colega residente. 

-"¿Qué, también llegas tarde?" -le pregunté sorprendido, pues Hernán, en su anancasmo, era absolutamente incapaz de llegar tarde-. 

Pero la respuesta inmediata no vino de Hernán sino de Félix, quien más allá, apoyado displicentemente en un árbol y con su rictus avinagrado de siempre, espetó: "el doctor dice que no nos va a dar ningún seminario: quiere que la universidad le pague..."

Yo había recién llegado desde la provincia a formarme como psiquiatra: Lima, era pues, mi "extranjero", y aunque había soñado ilusamente que encontraría una comunidad espiritual de psiquiatras prodigando desinteresadamente su sapiencia en todo campo a los bisoños médicos que llegábamos sedientos de ella, me di de bruces con esta situación inesperada...

Ahora cuando la psiquiatría peruana no se halla en uno de sus mejores momentos, carente de un gremio orgánico, con orfandad global de maestros, recuerdo aquel momento de hace una década y me pregunto si Honorio Delgado o Hermilio Valdizán revisaban su billetera antes de departir con los médicos que se formaban a su lado o antes de abrir sus labios para que brotase alguna perla de sabiduría. Y la verdad, es imposible imaginar semejante despropósito...

Y reviso aquel viejo libro "Conversaciones con Seguín", donde Max Silva Tuesta dialogaba apasionadamente con su maestro sobre muy distintos tópicos, entre ellos, el que Seguín denominó "Grabbing Syndrom", y transcribimos:

"C.A. Seguín: "En cuanto al Grabbing syndrom, la frase nació en un momento interesante del grupo psiquiátrico del Hospital Obrero. Durante años había reinado un espíritu de superación médica y humana, en un afán de estudio y de servicio notables. Llegamos a tener el doble número de psiquiatras ad-honorem -que asistían para aprender- que el de los rentados. Por alguna razón, que sospecho pero que, como no estoy seguro, no me atrevo a señalar, de pronto empezó a notarse un cambio. Los miembros del equipo comenzaron a hablar de dinero, de honorarios y sueldos y a mostrar inusitado interés pecuniario. A esto es a lo que  llamé el grabbing syndrom. El verbo to grab no tiene una buena traducción al español. Equivale al grabbelen alemán y significa algo como arranchar (que no es castellano académico), arrebatar, apropiarse bruscamente de algo.

Max Silva: ¿De qué vivían los psiquiatras ad-honorem?

C.A.Seguín: Los psiquiatras que trabajaban ad-honorem en nuestro Servicio pertenecían a dos grupos distintos: los becarios extranjeros, que venían especialmente a Lima para enrolarse en nuestro grupo, y los colegas peruanos. Los primeros llegaban financiados por sus universidades o sus gobiernos (algunos lo hicieron con su propio peculio) lo que les permitía vivir estrechamente. En cuanto a los peruanos vivían del trabajo de sus consultorios y entregaban sus mañanas al hospital. Todos laboraban entusiasta y honestamente, amaban lo que hacían y le aseguro que no se quejaban.

Max Silva: Yo creo que un porcentaje apreciable de médicos sufren del grabbing syndrom. ¿Porqué los noveles psiquiatras que se formaban a su lado tendrían que ser, todos, la excepción? Si tal síndrome no se evidenciaba en la época que Ud. señala, y sí después, es porque a partir de los años sesenta las cosas empezaron a cambiar notablemente. Los grandes cambios de fuera tenían que reflejarse adentro también como otros tantos cambios. Por ejemplo, la concepción de que todo trabajo debe ser remunerado.  Esta sencillísima fórmula, parece mentira, antes de los años sesenta podía haberse escuchado y conocerse de memoria, pero no era imperativo regulador del difícil engranaje de de deberes y derechos. (...) Que la buena nueva haya despertado, además, adormecidas tendencias, como la del grabbing syndrom es harina de otro costal. Si no, ¿cómo se explica que los niños de pecho que se contentaban solamente con el alimento del maestro, de la noche a la mañana, se convirtieran en voraces pirañitas?..."

Y ahora, estos tiempos de management individualista y mercantilista han triunfado -salvo valiosas excepciones- en nuestra psiquiatría. Y ya no sólo en los noveles psiquiatras sino en los viejos y experimentados, pues muchos profesores se alejan de las sedes de formación de residentes impulsados por comprensibles necesidades crematísticas y se recluyen sólo en sus consultas privadas, y el mensaje tácito que queda es "no compartas si no ganas nada, maximiza tu ganancia, lo que importa es lo contante y sonante, no se vive de lirismos..." Y esa prédica cala, sin duda alguna que sí...

Alguna vez escuchamos a una colega referir admirada ante la fortuna de otro médico: "tiene tanta plata que no sabe qué hacer con su plata...", lo cual, bien mirado, trasunta la naturaleza vulgar de aquello penosamente deseado. ¿Se podrá acaso decir: tiene tanta sabiduría que no sabe que hacer con su sabiduría? o ¿tiene tanto eros pedagógico que no sabe qué hacer con él?

No se puede, desde luego, y debemos recordar que Valdizán, Honorio y Seguín, pese a que pudieron haber lucrado con su fama, no lo hicieron, y su legado ha sido realmente trascendente y no un triste plato de lentejas descompuesto a la vera de sus lápidas.

No se trata de predicar utópicos apostolados de retórico misticismo pedagógico, -¿aunque, por qué no?- pero sí de reflexionar sin cinismo sobre aquello que el juramento hipocrático nos impone: "Tributaré a mi maestro de Medicina el mismo respeto que a los autores de mis días, partiré con ellos mi fortuna y los socorreré si lo necesitaren; trataré a sus hijos como a mis hermanos y si quieren aprender la ciencia, se la enseñaré desinteresadamente y sin ningún género de recompensa. Instruiré con preceptos, lecciones orales y demás modos de enseñanza a mis hijos, a los de mi maestro y a los discípulos que se me unan bajo el convenio y juramento que determine la ley médica..." ¿Se supone que este juramento no es mero formulismo, verdad?

Enseñar, más que dar pilas de conocimientos, es inspirar motivación, generar expectativa, iniciar cambios, insuflar hálito vital, eso puede malamente medirse en centavos, si se quiere, pero no es la única manera de hacerlo y, desde luego, no es la más justa...¿Quién hace fortuna monetaria dedicándose a la docencia de residentes de medicina? Nadie, entonces algo más es lo que debiera animarnos, acicatearnos...

Ya lo decía el mismo Seguín en las entrevistas antes aludidas: "... cuando una persona tiene como único motor anímico el ganar un sueldo, trata de hacerlo de la manera más fácil posible y, por supuesto, piensa siempre que lo que gana es muy poco. No sé de alguien que tenga como único motivo el sueldo, que se manifieste contento con él. El trabajo se convierte, entonces, en una esclavitud..."

¿Y Uds.,  conocen a médicos sufrientes del Grabbing syndrom?


(Publicado en el blog Desde el Manicomio)




domingo, 14 de abril de 2013

Presentación


El sábado es un día alegórico. Tiene connotación de día sagrado y también de día diabólico. 

Para Erich Fromm, el sábado era un día de alegría porque el tiempo quedaba abolido y el individuo era plenamente él mismo. 

La psiquiatría peruana ha tenido figuras cimeras: Hermilio Valdizán, Honorio Delgado, Carlos Alberto Seguín; las ha tenido... pero hoy la psiquiatría nacional no pasa por su mejor momento. 

Arrebatados por ciertos cantos de sirena, algunos asumen que la sofisticación tecnológica resolverá todas las dificultades e incógnitas de nuestra labor. La psiquiatría así se escuchimiza en los esquemas de la moda norteamericana.Y otros cantos de sirena han convertido a muchos en desvergonzados adoradores del dios Mammón. 

¿En qué momento perdimos las emociones colectivas? 


¿En qué momento renunciamos a lo excelsiórico? 

¿Cuándo nos alejamos de nuestra vocación por la comprensión de la mente humana y los valores del espíritu?


¿Cuándo renunciamos a ser médicos de almas? 

Este blog es el de un grupo de colegas dedicados a la psiquiatría y la salud mental deseosos de revisar aspectos que nuestra formación académica soslaya o minimiza. No queremos quedarnos en la supuesta "explicación" neurobiológica sino ver quién la impone. La psiquiatría es un producto social, no queremos ser ingenuos y creer que empezó con el DSM. Y tampoco queremos ser cínicos y transigir con la industria farmacéutica que nos obliga a una agenda. Queremos beber de las fuentes, ir al penetral de la psiquiatría, encontrarnos en su hontanar. 


Hemos escogido el segundo sábado de cada mes para reunirnos a revisar temas, a generar ideas, comentar libros, producir artículos. 

No tenemos un nombre especial, no tenemos una junta directiva, no tenemos auspicio, sólo tenemos motivación y no queremos que ésta se extinga. De hecho, puede ser el segundo sábado, en otro momento el tercer viernes o el cuarto miércoles. 

Queremos ser dignos del legado de nuestros ancestros en la labor psiquiátrica. Para hacer una psiquiatría diferente, no necesitamos personas indiferentes.